EL TEATRO ERIZÓ LA PIEL
La obra no fue sobre tablas; esta vez el escenario fue la polvorienta cancha del estadio Atanasio Girardot. En la noche de ayer, 700 artistas desarrollaron la ceremonia inaugural de los IX Juegos Suramericanos Medellín 2010, un espectáculo que, sin duda, mereció los miles de aplausos que recibió.
El estadio Atanasio Girardot parecía que fuera a albergar una final, pues estaba abarrotado de entusiastas que demostraron por medio de camisetas, banderas, letreros, cánticos, sonrisas y aplausos, lo orgullosos que se sienten de que los Juegos Suramericanos se estén desarrollando en Medellín y los ocho municipios subsedes.
La expectativa era grande y por eso a las 7:00 de la noche, cuando las luminarias fueron apagadas, comenzó un concierto de aplausos y jolgorio.
Un minuto después, las coloridas luces fueron encendidas y una música oriental, retumbó en los potentes equipos de sonido. La alegría en las graderías, volvió a estallar.
Comenzó la ceremonia y, de inmediato, algunos expresaron: ¡Qué belleza! ¡Espectacular! ¡Hermoso!
El espectáculo fue una mezcla de plasticidad, fantasía, arte, historia y acrobacia; algo así como un realismo mágico palpable.
El cierre de la obra estuvo a cargo de los otros artistas, los que se batirán por la gloria suramericana en las justas deportivas.
Comenzando con Bolivia, delegación que encabezó el desfile porque los primeros Juegos Suramericanos se desarrollaron en La Paz, en 1978, los representantes de los 15 países participantes recorrieron la pista atlética del estadio, en medio de la ovación de los emocionados asistentes.
“Colombia, Colombia, Colombia”, corearon con un altísimo volumen cuando la delegación local cerró el desfile.
Había que cerrar con broche de oro y así fue, con el telón de fuegos pirotécnicos que cobijó el Atanasio.
“Se lució, medallo se lució; se lució, medallo se lució...”, fue el cántico con el que los asistentes despidieron la fantástica ceremonia.